⚫ La primera vez que utilicé la raíz de jengibre fue cuando una amiga me recomendó que me preparase una infusión a base de jengibre para mejorar el resfriado: en una tartera con agua coloqué varios trozos de jengibre, cortados en rodajas, y un par de palos de canela, herví todo y apagué el fuego para dejar en infusión durante unos minutos. Colé el líquido y le añadí el zumo de un limón y una cucharada de miel.
Las cantidades y la forma de preparar una receta es, como muchas veces he comentado, al gusto del consumidor.
Realmente, me sentí mucho mejor y a partir de ese momento incorporé el jengibre a la lista de mis ingredientes. Me gusta añadirlo, muy picado, a las cremas por su característico sabor, un picante que no abrasa, como en la crema de calabacín.
⚫ También descubrí, por esa altura, los dados de jengibre que se venden en las tiendas ecológicas; algo muy práctico para tener a mano en cualquier momento; además, aprendí sobre los beneficios de esta peculiar raíz.
Lo curioso es que poco tiempo después, de comenzar a consumir el jengibre, se convirtió en un producto habitual en cualquier tienda de frutas y verduras.
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